вєчσηd мємσrιєѕ
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| Elven Fantasy | |
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Leesya Unfaithful Soul
Cantidad de envíos : 111 Edad : 34 Localización : In the deepest Darkness Fecha de inscripción : 13/04/2008
| Tema: Elven Fantasy Lun Abr 14, 2008 5:44 pm | |
| Bueno, este es un fan fict que hice hace tiempo ya, mas de un año, basado en Lineage II en un video de la cronica 3 creo que era... es simple, pero trata de contar la historia de eso, espero que os guste XD.
Para que sepais de que trata mas o menos la historia, aqui os dejo el video:
http://es.youtube.com/watch?v=YhSXSrzMAnU
PD: Advierto que ahi era una noob aun que nunca habia tocado el L2 en su vida XD asi que perdonad lo que puedan ser fallos '-'U *me da hasta vergüenza leerlo*
Siempre pensé que los humanos eran seres inciertos, desconocidos aun para nosotros, siempre creí que eran solamente una amenaza para la existencia de nuestra raza…los elfos… Eso era una enseñanza que me habían transmitido desde que era pequeña, jamás imaginé que eso podría llegar a convertirse en algo contrario a mi razón de ser, a mi manera de pensar, jamás pensé que vería ese ideal como un enemigo para mí… ya que todo cambio… al conocer a Shaill…
Todo comenzó hace dos años, en aquel entonces aun solo era una elfa joven, de futuro incierto que deseaba ser entrenada para luchar, no comprendía al principio lo que esto me acarrearía, pero aun así, deseaba aprender a manejar la espada, quería ser una Sword Singer, como lo fue mi madre antes de morir. Decidida a realizar mis ambiciones me encaminé fuera de Elven Village, para luchar y entrenar por mi misma, demostrarle a mi abuelo que era capaz de salir adelante, yo sola, sin ayuda de nadie…
Estuve días fuera de Elven Village, cada vez adentrándome más en el nuevo mundo que se abría ante mis ojos, Adén, jamás pensé que seria tan grande como estaba viendo. Me enfrente a toda clase de criaturas extrañas, que atacaban sin cesar, apañándomelas como podía con una vieja espada apenas sin forjar hasta que encontrase dinero para una mejor. Pero una tarde…mientras iba por un descampado en el que no habitaba más que el mismo silencio, una extraña y enorme criatura se abalanzó sobre mí, dejándome desarmada y sin nada que hacer contra él.
A decir verdad… pensé que estaba todo perdido, que mi viaje acababa aquí, que no había mas ni tampoco ningún sueño que cumplir, todas las ilusiones hasta ahora se desvanecieron tan rápido como la flecha alcanza el corazón del guerrero… tan rápido…todo seria tan rápido que cerré los ojos al verle venir con ansias de matarme, no quise ver su horrenda cara cuando me miro con ojos asesinos, no podía ni moverme, ¿Esto era lo buena guerrera que era? Aún podía salir corriendo a buscar mi arma, pero si me movía, la bestia creería que seria algún tipo de ataque raro y me mataría… Pero de repente, sentí un fuerte golpe, y vi a un joven de pelo moreno, de aspecto fuerte y alto, que se había interpuesto entre la bestia y yo. No acabó con el con demasiada facilidad, a decir verdad, el joven parecía algo agotado al terminar la pelea, no duro mucho pero aun así la pelea fue costosa. Al terminar se sentó a mi lado y me miró a los ojos, tenía unos ojos hermosos, y a pesar de ser marrones, brillaban a la luz del sol con una belleza increíble. Su pelo era castaño, de tez dorada, tenia la cara ovalada, y…
-¿Estás bien? – Preguntó el chico-. -S...Sí… creo que sí –le dije con la voz entrecortada-. -Tu pierna no parece decir lo mismo… -dijo con una sonrisa sincera en su cara, a decir verdad, mi pierna estaba sangrando a causa del ataque de la bestia, ni me había dado cuenta del miedo que tuve…-. Deja que te la venda, al menos curara la hemorragia durante un rato hasta que encontremos un lugar donde descansar. -Gracias…
No imaginé encontrar a alguien tan amable fuera de Elven Village, su sonrisa era sincera, y a pesar de que su aspecto le hacia parecer duro, su sonrisa y su manera de mirar, esos ojos… demostraban una persona interiormente fiel y sincera.
-Bueno pues ya tienes el vendaje hecho, creo que aguantará, antes vi por aquí un campamento para los guerreros, así que podremos ir allí y podrás recuperarte mejor de tu herida, ¿de acuerdo? -De acuerdo –dije emitiendo una leve sonrisa que demostraba gratitud-. -Por cierto, ¿Cuál es tu nombre joven Elfa? -Elyn, ¿y el tuyo? -Bonito nombre Elyn… me gusta –admitió sonriente-, yo me llamo Shaill, encantado. -Encantada yo también.
Andamos durante un buen rato, hasta llegar al campamento, quedaba poco para que empezara a atardecer. Cuando llegamos al campamento, me curaron de inmediato las heridas unas oracles que habían allí, realmente su magia era espléndida… nunca vi algo igual. Cuando terminaron, me salí fuera de la tienda. Decidí buscar a Shaill, quería hablar con él, necesitaba agradecerle que me ayudase tanto. Le encontré en una colina del campamento, observando el atardecer mientras pensaba.
-¡Hey! Shaill… -¿Eh? – Dijo saliendo de su ensimismamiento- ¡anda eres tú! ¿Cómo esta tu pierna? Siéntate aquí –dijo con una sonrisa-. -Mi pierna…pues ha mejorado mucho, la magia de las oracles es fantástica, ¡sana muy rápido! -Sí, eso es lo bueno, ¡me alegro de que estés mejor pues! -¡Gracias! –Dije ruborizándome un poco- la verdad es que vine porque quería agradecerte lo que hiciste antes por mi…de veras gracias seguramente habría muerto ahí. -No las tienes porque dar, te vi en apuros y no pude contenerme, veo que tú también estas empezando en esto de las peleas. -¿Yo…también? –dije confundida-. -Sí, yo llevo unas dos semanas en un batallón cercano a aquí, empecé a luchar hace poco –dijo soltando una carcajada-. -¡¿Enserio?! ¿Y en dos semanas solamente, ya manejas la espada así de bien? ¡Increíble! –dije sorprendida-. -Jajaja es que es mi deber aprender a manejarla, quiero llegar a manejar bastante bien la espada y convertirme en un gran guerrero, quiero proteger todo aquello que es importante para mí, no quiero ver como me arrebatan nada de lo que llena mi alma cuando lo veo. -¡Seguro que lo consigues! Estoy segura de que sí, venciste a esa bestia, y era bastante difícil encontrarle un punto débil… aunque a decir verdad tampoco es que aun sepa mucho de batalla ni de bestias de las que andan por toda Adén, pero aprenderé, quiero que todos vean que puedo valerme por mi misma, solo espero conseguir mis propósitos…si no nunca podré volver a Elven Village, estaría con mi orgullo herido y no me lo permitiría nunca… que vieran a una fracasada… -dije con mirada triste- pero aun así, ¡me esforzaré! -¡Claro! Eso es lo que tienes que hacer –le sonrió amablemente mientras se quitaba la gorra-.
Me quedé sorprendida, no podía creer lo que estaba viendo, era… ¡era un humano! ¿Pero que hacía un humano en territorio de los Elfos? No podía creerlo, no era como los demás elfos decían que eran los humanos, arrogantes, engreídos, celosos, de mirada hostil, y asesinos. Shaill era diferente, su mirada era dulce, y había sido realmente amable conmigo, ¡un humano no podía ser así! O eso… o los elfos estaban juzgando mal a todos los humanos, siempre hay excepciones para todo…
-Espero que no te haya decepcionado ver que soy un humano. -¿Eh?...Bueno… al principio no se… me resulta raro ver a un Humano en territorio élfico, y mas sabiendo los prejuicios de los elfos contra los humanos… no se… pero no soy quien para juzgarte, y menos con lo que me has ayudado antes, estoy en deuda contigo y no pienso tratarte mal, ¡me caes bien! No se como pueden estar tan equivocados los elfos antiguos, al decir cosas tan horribles de vosotros…
Shaill le miro con una sonrisa de agradecimiento, sus ojos marrones ahora se veían color canela debido al tono del atardecer.
-Gracias por confiar en mi Elyn, no esperaba ver a un elfo comprenderme, pero créeme, tengo motivos para ocultarme entre vosotros, no es nada malo, solo necesito entrenar bien, necesito proteger lo único que me queda. Y este es el mejor lugar para ello. -¿Lo único que te queda? -Sí, mi hogar, mi hermana pequeña, es lo único que tengo, y no quiero perderla. -Te entiendo, debe ser duro ser el hermano mayor, yo no tengo hermanos, pero imagino tu situación. ¿Pero por qué dices eso de que la puedes perder? ¿Sucede algo malo donde tú vives? -Sí, hay un hombre, un gran Gladiador, llamado Karalius, era el mejor guerrero de todo el país de los humanos, el mejor… pero un día, no se sabe por qué, se volvió loco y mató a un 60% de los oficiales de los 3 grandes escuadrones. Ahora va por las ciudades, matando todo lo que se cruza en su camino, sean humanos, elfos, orcos, enanos… no le importa tampoco que sean ancianos, o incluso niños… el solo busca matarnos a todos, sin tener ni un objetivo, lo hace por gusto nada más. -Ufff… debe ser eso bastante duro, ahora comprendo el porqué quieres proteger a toda costa a tu hermana, deberías haberla traído contigo, aunque es cierto que no puede quedarse en un campamento élfico todo el tiempo, ya que el entrenamiento es bastante largo… -Sí… bueno se está haciendo tarde, iré a dormir un rato para mañana ir con fuerzas a luchar, ¿quieres que entrenemos juntos Elyn? -¡De acuerdo! Me haría mucha ilusión –dije sonriendo con bastante alegría-. Yo también me iré a dormir, buenas noches Shaill. -Buenas noches Elyn.
Cada uno fuimos en direcciones contrarias. No podía dejar de pensar en ese hombre, Karalius, ahora comprendía el motivo de Shaill de querer proteger todo a su paso, quería librar a su país de la tensión de Karalius… era comprensible, yo también habría hecho algo similar por Elven Village.
Pasaron los meses y ambos nos hicimos muy amigos, entrenábamos siempre juntos, hasta que ambos conseguimos lo que queríamos ser… yo ya no era una elfa debilucha incapaz de sostener un arco o una espada, me había presentado ya a las quest para ser Sword Singer, y lo había conseguido, al igual que Shaill también consiguió convertirse en un gran guerrero, era admirable ver la soltura con la que manejaba su espada, era realmente veloz, para ser un humano, no le había resultado nada fácil estar con los elfos, pero aun así consiguió lo que buscaba. Poder para proteger lo que tenía.
-¡¡Elyn!! – llego Shaill jadeando debido a que venía casi desde la otra punta de la llanura corriendo, él sabía que mi lugar favorito estaba junto al río, en una catarata que había apartada del lugar, solía sentarme allí a pensar, en todo lo que había perdido, en lo que había ganado… ¿qué había ganado al transformarme en todo esto? ¿Poder? ¿Velocidad? ¿Sabiduría? Aparte de eso, había ganado algo increíblemente importante, algo que no todos los elfos comprenden, el cariño de un ser humano, un ser que en poco tiempo se había convertido en alguien demasiado importante para mi, alguien a quien no podría dejar marchar tan fácilmente… Pero, ¿qué pensaba Shaill? Aún no lo sabía, pero era feliz de esta manera, despertando cada día, entrenando con él, riendo siempre, nada parecía ir mal cuando sonreía…-.
-¿Shaill? ¿Qué haces aquí tan temprano? -Eso debería decirte yo a ti tontorrona, me has hecho buscarte por toda la llanura sin éxito –dijo con una risa entre sarcástica y burlona-. -Ahh eso no es cosa mía sabes de sobra que aquí siempre es donde estoy, si no lo recuerdas es porque te falta memoria, ¿de que será? Mmm quien sabe jaja -Traidora… -dijo con mirada furtiva mientras se aguantaba la risa -. -Anda dime para que me buscabas – mientras ponía carita de inocente-. -El capitán nos ha concedido un permiso para poder recorrer Adén en libertad propia, ¡no tenemos por que quedarnos aquí por mas tiempo! ¡Podemos salir a buscar nuevos lugares, nuevos sitios donde entrenar, podemos ver mundos nuevos que se abren para nosotros, sitios fascinantes tan mágicos y hermosos como Elven Village! –dijo completamente entusiasmado-. -¡¿Enserio?! – estaba realmente sorprendida, no creía que nos darían el permiso tan pronto-. -¡Sí! | |
| | | Leesya Unfaithful Soul
Cantidad de envíos : 111 Edad : 34 Localización : In the deepest Darkness Fecha de inscripción : 13/04/2008
| Tema: Re: Elven Fantasy Lun Abr 14, 2008 5:44 pm | |
| Al día siguiente decidimos emprender nuestro viaje por todo Adén, realmente había sitios hermosos. Cada vez nos hacíamos más fuertes, pero aun no lo suficiente para luchar por nuestros ideales. Decidimos ir a la ciudad de Shaill, para ver a su hermana pequeña, ya que hacia casi 11 meses que no iba por allí. Pero al llegar… encontramos en la puerta de la casa, una marca roja.
-N… No puede ser… dime que… que esa marca… está en mi imaginación solamente… por favor Elyn… dímelo… -dijo cayendo Shaill al suelo de rodillas-. -… Shaill… -Esa marca… significa que Karalius ha pasado por aquí… es la marca que deja, en el hogar después de matar a su victima…no puede ser… esto no puede estar pasando…
Shaill estaba pálido, el brillo de sus ojos se había desvanecido, ya no había sonrisa en la línea de sus labios, ya no había… nada que proteger… Ahora su hermana había sido asesinada a manos de Karalius… Ya Shaill no tenía más nada, ningún motivo para seguir… nada.
Pasaron las horas, Shaill no quería ver a nadie, no quería saber nada, se había quitado la armadura y había dejado la espada clavada en la puerta de su casa, varios vecinos habían confirmado el asesinato, aunque apenados por el dolor de Shaill. Éste se encontraba en la playa, era un día nublado y el mar estaba enturbiado. Estaba sentado en la orilla, con los pies casi apunto de mojárseles por las olas, con la mirada perdida, mientras el cielo se ennegrecía cada vez mas por las oscuras nubes de la tormenta. Me sentía fatal viéndole así, no podía hacer nada por animarle, era imposible a animar a alguien en ese estado, me sentía inútil, no era otra cosa que eso, tantas ilusiones y deseos por ver a la pequeña Ygrath…y ahora ésta había muerto sin que su hermano pudiese protegerla, como tanto había deseado.
-Elyn… ¿por qué ella?... –dijo apenas con un hilo de voz-. -No lo se… hay tanto que aun desconocemos… - le dije mientras me agachaba a su lado-.
Shaill no pudo resistir más la situación, había sucedido todo tan aprisa, y solo le invadía el recuerdo de la pequeña Ygrath despidiéndose de el con una hermosa sonrisa, mientras sus ojos aguamarina brillaban entre lágrimas deseándole lo mejor a su hermano. Pero Shaill no pudo contener más el dolor y se abalanzó sobre mi regazo, dejando salir cada una de esas lágrimas que estaban apuñalando su corazón desde lo más profundo de su ser. Verle llorar así, y temblar como un niño pequeño al despertarse de la peor pesadilla y ver que aun la pesadilla continuaba, me partió el corazón, dejándome escapar a mi también algunas de mis lágrimas, que no pudieron contenerse a pesar del intento de ser fuerte por Shaill, por apoyarle y animarle.
¿Alguna vez os habéis preguntado, lo que es estar solo en el mundo, y perder a la única persona que os comprende, que os ayuda, que os anima a cada momento, que os da las ganas de vivir cada día? Shaill, en aquel entonces lo averiguo bastante. Durante las siguientes semanas, Shaill no era el mismo. La sonrisa no volvió a brotar de sus labios, sus ojos no tenían el brillo de cuando le conocí, se reservó demasiado en sí mismo, ni hablaba apenas tampoco. Hasta que una mañana…
-He decidido que dejaré el entrenamiento, dimito, no quiero saber más nada de espadas ni batallas, no puedo… -No deberías decir eso Shaill, deberías continuar… ¿Qué ha sucedido con tus sueños? -Mis sueños…se esfumaron al morir Ygrath, nada tiene sentido ahora, si no tengo nada que proteger, me quedaré aquí, viviendo para siempre, acompañado del recuerdo de Ygrath. -No me puedo creer que estés diciendo estas tonterías, ¡no deberías actuar así! ¡Comprendo que te sientes mal al no llegar a tiempo para protegerla, comprendo que te sientes culpable! Pero no puedes dejar que Karalius se salga con la suya, ¿acaso la muerte de tu hermana no te importa? ¿No piensas vengar su muerte? -¡Cállate! ¡¿Tú que sabrás del dolor que siento?! ¡¿Tú que sabes de lo que tengo o no que hacer?! ¡¿Eh!? Dices que la vengue, ahora dime tú, ¡¿Cómo se supone que lo haré?! ¡Si ni soy capaz de proteger lo que más quería, ¿como piensas que la vengaré!? -… De acuerdo… no soy nadie para obligarte a que continúes, si lo haces es solo cosa tuya ahí no puedo influir… solo quería que supieras mi modo de pensar. -… -De todas maneras yo continuaré con mi viaje, partiré al atardecer. Que te vaya bien… Shaill.
Salí de la casa de Shaill tan rápido como pude, me sentía fatal, no tenia que haberle dicho nada. Si el no quería luchar y vengar a su hermana, yo no soy nadie para cambiar eso. Después de todo, él y yo somos diferentes. El atardecer había llegado más rápido de lo que esperaba, me pase el día sentada en la playa, pensando en como debía actuar, en donde debería ir, y el equipo que tenía que comprar. Al ver que ya era la hora, decidí salir ya del pueblo. Pero a la entrada, ya que me disponía a salir, vi a Shaill, echado contra los muros del arco de la entrada. Para mi sorpresa, llevaba su espada y su armadura.
-¿Qué haces aquí? Pensaba que no querías venir… -Ya… pero he cambiado de opinión, creo que tienes razón, no debería dejar que Karalius se salga con la suya, destrozaré su vida como el ha destruido la mía, matando a Ygrath.
En sus ojos se veía la fuerza de antes, ahora Shaill no estaba hundido en la miseria, ahora quería luchar de nuevo, y hacerle pagar a Karalius el daño que le había provocado.
-¿Sabes Elyn? No pienso dejar que destroce mas familias, les libraré a todos de Karalius, ya lo verás – dijo con la mirada firme mirando al horizonte, nunca le había visto con tanta fuerza de voluntad, parecía con este aspecto el mejor de todos los guerreros, un héroe para su pueblo. Y yo eso lo respetaba -. -Estoy segura de que lo conseguirás, confío en ti, pero ahora debemos seguir nuestro camino hasta llegar a dónde él se encuentra. -Sí.
Y con este nuevo comienzo, es como comenzamos de nuevo nuestro viaje, recorriendo toda la zona de los humanos de Adén, hasta que llegamos al Mundo Oscuro, el lugar dónde los elfos oscuros se ocultaban. Éstos eran como un reflejo nuestro, solo que su piel era mas plateada y su cabello normalmente, era blanco o negro. Son buenos guerreros, pero también he de reconocer, que son nuestros enemigos. Había pasado ya un tiempo desde que abandonamos su pueblo, pero habíamos entrenado duro, ahora éramos más fuertes que antes, pero ¿lo éramos lo suficiente para destruir a Karalius? Eso no lo sabíamos con certeza, pero aún así, nos seguimos esforzando por conseguirlo. Conocimos a un joven elfo oscuro llamado Asharak, un arquero poderoso que estuvo entrenando con nosotros y nos hicimos muy amigos de él.
Pero el momento de la batalla llegó antes de lo esperado… Cuando íbamos caminando por el bosque del Mundo Oscuro, escuchamos unos ruidos, de alguien blandiendo sus armas contra otra persona. Corrimos en dirección a los ruidos, alguien estaba peleando, pero ¿contra quien? Al llegar nos encontramos a un elfo oscuro muerto en el suelo, y a su lado, un hombre alto, un humano, de aspecto bastante fuerte, tanto que al mirarlo el corazón se estremecía. El hombre saboreaba con orgullo el sabor de la victoria contra su oponente, reía desquiciadamente levantando los brazos en señal de poder. De repente, Shaill corrió hacia él.
-¡¡Karalius!!
Karalius se volvió en dirección a Shaill. Con una mirada tan penetrante miró a todos nosotros, parecía querer matarnos con la mirada, entre aires de grandeza. Entonces, Karalius agarró su enorme hacha, dispuesto a pelear con Shaill, Asharak y conmigo. Todos desenvainamos nuestras armas, y nos pusimos en posición de ataque. La batalla comenzó. Éramos tres contra uno, pero aun así la batalla era demasiado complicada, a pesar de nuestra fuerza los tres juntos, apenas podíamos alcanzarle. Karalius manejaba el hacha con una destreza inimaginable, cualquiera que lo viese manejarla, jamás sobreviviría para contarlo. Pero, en un descuido, Karalius levanto su hacha, en dirección hacia mí. Era un ataque mortal, no sobreviviría ni aunque cinco oracles me tratasen enseguida.
Pero para mi sorpresa, Shaill se interpuso de nuevo en el camino de mi atacante y yo, como el día en que nos conocimos. Pero esta vez, sus espadas no pudieron calmar la sed de sangre de esta bestia llamada Karalius, el hacha alcanzó su pecho, haciéndole caer en el acto. No pude creer lo que mis ojos veían, Shaill había sido atacado por mi culpa. Mientras Karalius reía en un tono desquiciante al ver el ataque mortal que le había propiciado a Shaill, yo me agaché sollozando al ver que estaba desangrándose.
-Shaill… -dije casi llorando-. ¿Por qué has hecho eso? -T…te dije que… el motivo de mi lucha… era proteger algo que realmente me importase… m… más que nada… - dijo entrecerrando los ojos, mientras esbozaba una hermosa sonrisa- -Gracias…Elyn… -dijo alzando su mano para acariciar mi rostro, pero en el instante que lo tocó, su mano cayó al suelo desplomada mientras el brillo de sus ojos se perdía en la inmensa oscuridad del bosque-.
Me quedé paralizada, Shaill había muerto, protegiendo algo que le importaba… yo le importaba, aunque no me lo dijo hasta el último momento. Mis lágrimas salían solas, como las gotas de agua se mueven por el río.
-Ahora es vuestro turno, elfos, preparaos para morir –dijo Karalius mientras sonreía con cara malévola y lanzaba un trapo rojo y amarillo encima del cuerpo de Shaill, como símbolo de victoria-.
Cuando Karalius se dispuso a hacerme un ataque con su hacha aprovechando que estaba desconcertada por la muerte de Shaill, Asharak me cogió y me arrastró hasta lo más profundo del bosque, mientras yo trataba de librarme de él. Quería matar a Karalius, no podía creer que hubiera terminado con el humano, el ÚNICO humano que me había importado, tantísimo.
Después de que Karalius se fuera, unos elfos recogieron el cuerpo de Shaill, para enterrarlo más tarde, en una colina hermosa dónde la luz de la luna siempre brillaba la piedra de su altar.
Aquella noche, Karalius no solo acabo con todas mis ilusiones… también acabo con la vida de Shaill. Ahora ya nada sería lo mismo.
Ha pasado casi un año de la muerte de Shaill ya, y yo he aún he seguido entrenando. Entrenando por un solo motivo, la nueva razón de mi ser: La Venganza. Esta es mi historia, y ahora seré yo quien la cambie, no dejaré que Karalius la destruya como aquella noche. Ahora, seré yo quien te proteja… Shaill, protegeré tus recuerdos, tu memoria, tus palabras… Para que mientras viva, siempre haya alguien que te recuerde, no solo por lo gran guerrero que fuiste, si no también por la gran persona en que te convertiste, dando todo por aquello que te importaba más que nada… Ahora miro atrás y veo, que mi manera de pensar ha cambiado, no soy la misma elfa de antes, ahora me doy cuenta de la realidad. Jamás pensé, que el escoger el camino de la espada me daría este dolor, el dolor de perder a quien amas, pero a la vez, me enorgullezco de haberlo cogido, porque estos dos años… no los cambiaría por nada…
Y diciendo esto, lancé el pañuelo que tiempo atrás Karalius tiró en el cuerpo de Shaill, como una marca para el, y me abalancé precipicio abajo, para realizar una de mis invocaciones, e ir así, tras de Karalius. Fui directo a su castillo, el lugar que había convertido en solitario a pesar de lo hermoso que fue años atrás. Me adentré, abriéndome paso entre sus soldados, entre sus pasillos y sus laberintos, sin dejarme amedrentar por nada. Ahora sería yo, quien destruiría su historia. Le encontré en la cámara real del castillo, en donde los dos peleamos, por nuestra vida. La pelea fue costosa, y bastante larga, yo había mejorado mucho, pero aun así resulte bastante herida. Pero Karalius murió. En uno de sus descuidos, una patada le hizo caer por una de las ventanas de la habitación, cayendo por un enorme acantilado de rocas puntiagudas sobre el que el castillo estaba edificado.
Y así es, como victoriosa, salí al balcón de la cámara, arrancando la bandera que había coronado al castillo como propiedad de Karalius, y la arrojé tras de él.
Ahora… mi venganza se había cumplido…
-Shaill… tus recuerdos ahora estarán a salvo y vengados… ya puedo descansar de esta lucha que me ha mantenido todo este tiempo ocupada… ¡Descansa en paz, Amigo!
Y de esta manera, subí a uno de los caballos que Karalius tenia en las afueras del castillo y me dirigí hacia Elven Village, con el orgullo bien alto, para ahora poder descansar tranquilamente, entre los recuerdos del amor del pasado.
“A los elfos nos dicen que no debemos dejarnos llevar por los misteriosos ojos de un humano, nunca saben que pueden esconder… y tienen razón, son tan hermosos que enloquecen nuestro corazón, ocultando en ellos, la fidelidad y sinceridad de un corazón puro… como el tuyo”. | |
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